Elzbieta Jodlowska: El señor de la soledad y sus hermanos
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Abstract
Siendo pequeño escuchaba cosas como esta: “Santa Bárbara doncella, líbrame de este centella, así como libraste a Jonás del vientre de la ballena”. Mis familiares al tiempo de decirlas se hacían la señal de la cruz, y todo esto sucedía en tardes de tormenta cuando los relámpagos zigzagueaban tan intensamente que uno tenía que cerrar los ojos, y reventaban rayos que estremecían a la casa. Inclusive, en las escuelas de niñas, las maestras mezclaban en las oraciones que rezaban esa invocación a Santa Bárbara antes de empezar las clases. De igual manera, vi que en los velorios en casas humildes, alejadas del centro de la ciudad y en los campos, un violinista hacía cantar durante dos o tres noches a parientes y amistades del muerto canciones tristísimas como esta: “Entre sus cinco llagas / oh Cristo soberano / entre sus corrientes/ comenzaré mi llanto”. Nunca pensé que estos discursos me serían útiles y me acompañarían en mis indagaciones cuando picado por la curiosidad, ya de docente, me puse a investigar en las corrientes y meandros de la cultura popular de nuestro país.
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